martes, 10 de junio de 2014

LA ANATOMÍA DE UN CHISTE

La mayoría de los chistes se estructuran en dos partes: el PLANTEAMIENTO (por ejemplo, "Van un inglés, un francés y un español..."), y el REMATE, que es lo que provoca la situación graciosa que hace reír a la audiencia.

El mecanismo esencial del chiste se basa en que el PLANTEAMIENTO lleva al oyente en una dirección que luego resultará falsa. Por ejemplo:

–Perdone… ¿La calle Saboya?

Quien oye el planteamiento se adelanta deduciendo como será la continuación y busca una secuencia lógica: “La siguiente a la derecha”, “Está muy lejos”, “No soy de aquí”, etc.
Pero el REMATE da al argumento un giro ilógico e inesperado que burla la previsión del cerebro y choca con el planteamiento inicial:

–Hombre, si anda dando brincos ¡claro que se abolla!

Para que el chiste funcione, el REMATE tiene que ser ilógico, pero conservando una relación con el planteamiento. Ya que si no guarda relación alguna con el PLANTEAMIENTO, todo queda en un absurdo que no resulta gracioso.

Por ejemplo:

–¿Tiene patos salvajes?
–No, pero tengo globos de colores.

El REMATE debe obtenerse fuera de la lógica, pero como una deducción normal, y debe dotar al PLANTEAMIENTO de un nuevo significado.
Un REMATE, utilizando estas consignas, sería:

–¿Tiene patos salvajes?
–No, pero si quiere, le podemos cabrear un pollo.


Tanto en el caso de la “Calle Saboya” como en el caso de “Los patos salvajes” el que contesta ha malinterpretado la pregunta y por eso responde algo inesperado, obligándonos a volver al planteamiento de manera inconsciente. Como dice David Mamet, el placer que produce el chiste viene del triunfo momentáneo sobre la conciencia, permitiéndonos por un instante, entrar en la sala de máquinas de nuestro cerebro.

A continuación unos ejemplos de cómo funciona la estructura de un chiste, lo curioso es que estos chistes fueron creados antes de la edición de "Anatomía del chiste" ¿Cómo lo habrán hecho?



1 comentario:

  1. Todo es cierto y muy instructivo. Pepe Colubi, en cambio, no necesita saber nada de esto, ni se lo plantea: él suelta su cerdada y todos nos reímo automáticamente, porque existe dentro de nuestro cerebro uno más pequeño, intocado por la evolución, simiesco y simple, que aún se descojona con la palabra "caca". Qué triste.

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